La globalización y el sombrero vueltiao
Hace algunos años, los promotores de la libertad
irrestricta de comercio nos vendieron con palabras bonitas y ojos codiciosos un
invento llamado "globalización". Nos dijeron que si abríamos nuestras
fronteras a los productos de otras naciones lograríamos que los nuestros
llegaran a todos los rincones del mundo y nos volveríamos muy ricos. Nos
anunciaron que podríamos invadir a China con el café colombiano y adquirir en
el exterior artículos básicos a precios de quema.
El canto de las sirenas neoliberales sedujo a muchos
políticos, empresarios y dirigentes del Tercer Mundo. Por si acaso, el Banco
Mundial dejó en claro que no habría premio para los que no comulgaran con la
nueva religión ecuménica. Colombia cayó de rodillas. Como bien escribió Abdón
Espinosa en febrero de 1990: "Si el Gobierno quería obtener nuevos
préstamos, debía comprometerse a liberar sus importaciones o, en términos más
benignos, abrir sus economías". El llamado Consenso de Washington bendijo
la libertad de comercio entre economías dispares y planteó el dogma de la
reducción de tamaño del Estado. Los primeros sacerdotes que comulgaron en
Colombia con la hostia salvadora fueron Virgilio Barco y César Gaviria. Con
ellos empezamos a globalizarnos. Más tarde, con Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos,
tocamos supuestamente la gloria, representada por los tratados de libre
comercio con Estados Unidos y Corea.
Muy bien: globalización queríamos, y globalización nos
dieron. Ahora nos sorprendemos de que China nos haya invadido con unas
imitaciones espantosas de nuestro sacro sombrero vueltiao y de que la industria
lechera nacional atraviese una situación crítica por culpa de las importaciones
subsidiadas de leche en polvo. Algunos dirán que, a cambio de ello, Colombia ha
ampliado sus exportaciones, lo cual es relativamente cierto, aunque ya ni
siquiera producimos suficiente café para cumplir la cuota internacional que nos
asignaron. Pero en vez de que el intercambio libérrimo resucitara la
agricultura nacional, acabará por sepultarla; y en vez de exportar corroscas,
canastos y productos de cuero, los importamos cada vez más. Según cifras
oficiales, en los primeros diez meses del 2012 importamos 1.100 millones de
dólares en preparaciones de hortalizas y alimenticias, bebidas, líquidos
alcohólicos y residuos de industrias de comida. En promedio, un 23 por ciento
más que el año anterior. El aumento de importaciones en leche, huevos, miel,
confitería, despojos de comida y tabaco es aún mayor: cerca del 140 por ciento.
En total, 460 millones de dólares de enero a octubre del 2012.
Pues, sí: estábamos convencidos de que íbamos a llenar
la China de productos colombianos, y los chinos -viejos, sabios y laboriosos-
nos están inundando de vueltiaos y un día descargarán miles de guacharacas,
chivas de cerámica y carrieles. En el 2011 le compramos a China 6.118 millones
de dólares y solo le vendimos 1.750. Ellos sí saben para qué es la
globalización.
Otro que sabe es Joseph Stiglitz. En su libro Cómo
hacer que funcione la globalización (2006), el Nobel de Economía estadounidense
comenta que el Consenso de Washington provocó siete años de crecimiento en los
países que juraron el credo neoliberal, "a los que siguieron recesión y
estancamiento". En lo económico, los resultados de la globalización, o por
lo menos de la globalización mal hecha, fueron una efímera ilusión de
desarrollo, una parálisis y una catástrofe financiera internacional. En lo
social, aumentó la brecha entre las clases sociales. "El crecimiento que
se produjo en la década de 1990 benefició de manera desproporcionada a los
ricos", observa Stiglitz, a quien nadie acusa de comunista.
Un ejemplo claro es el de Colombia. Aquí la
globalización ha ayudado a algunos exportadores; pero tiene al borde de la
quiebra a los sombrereros de Córdoba y Sucre, mientras enriquece a los socios
de los importadores de chicles gringos, agua mineral italiana y paraguas
europeos.
¿Querían globalización? Ahí la tienen.
PREGUNTAS
PREGUNTAS
¿Es realmente buena la globalización o no?
¿Es mas probable que la globalización beneficie solo a los ricos que a todos los ciudadanos?
¿Cual es la cantidad de dinero de China invertida en importaciones y de ganancias en exportaciones?
Autor: Daniel Samper Pizano
------------------------------------------------------------------------------
jacky vdw
No hay comentarios:
Publicar un comentario